El pre-otoño es un periodo de transición clave para los bonsáis, ya que marca el paso del vigor del verano hacia la calma del invierno. Durante esta fase, los árboles comienzan a desacelerar su crecimiento, lo que requiere ajustes en su cuidado para garantizar que lleguen en óptimas condiciones a la estación fría.

Ajustes en el riego
Con temperaturas más frescas y noches más largas, la evaporación del agua se reduce. Es importante monitorear la humedad del sustrato y disminuir la frecuencia de riego si es necesario, evitando encharcamientos que puedan provocar pudrición de raíces.

Fertilización estratégica
Este es el momento ideal para cambiar a un fertilizante con menor contenido de nitrógeno y mayor presencia de fósforo y potasio. Esto fortalecerá las raíces y ayudará a que el bonsái soporte mejor el invierno sin fomentar un crecimiento excesivo de brotes tiernos.

Poda y alambrado
Si tu bonsái es de hoja caduca, este periodo es excelente para una poda ligera de mantenimiento, eliminando ramas débiles o brotes innecesarios. El alambrado también puede ajustarse con mayor facilidad ahora que las ramas aún conservan flexibilidad, antes de que la madera se endurezca con el frío.

Protección y ubicación
A medida que bajan las temperaturas, es recomendable empezar a evaluar la ubicación del bonsái. Si bien muchos bonsáis de exterior soportan el frío, algunos más sensibles pueden beneficiarse de una ubicación protegida del viento o de heladas tempranas.

Haciendo estos pequeños ajustes en el pre-otoño, tu bonsái entrará en la próxima estación con la energía necesaria para florecer en primavera.